En el Nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso
La reciente decisión del Gobierno de los Estados Unidos de reconocer Jerusalén como la capital de Israel es una violación a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y una violación a todas las leyes internacionales. De hecho, su decisión de trasladar la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén en seis meses provocó una ola de odio en todo el mundo; decisión que todos los musulmanes del mundo y muchas naciones y políticos de espíritu libre han condenado enérgicamente.
Aquí, vale la pena mencionar dos puntos con respecto a este asunto:
En primer lugar, dado que los Estados Unidos y sus aliados han sufrido humillantes derrotas en Irak y Siria, y tomando en consideración el fracaso de sus complots con respecto al Líbano y Yemen, ellos están tratando de presentar nuevas conspiraciones para compensar sus sucesivas derrotas. Sin embargo; a pesar de todo esto, aún continúan equivocados porque tras estas decisiones más naciones se oponen a los planes de los Estados Unidos y sus aliados. La presente trama provocará; sin lugar a dudas, un escándalo más humillante que los anteriores para los Estados Unidos y sus aliados.
En segundo lugar, este gran error ha puesto de manifiesto la verdadera naturaleza de los aliados de los Estados Unidos en la región, incluida Arabia Saudita; ya que han tratado de establecer relaciones amistosas con los Estados Unidos e Israel y utilizar la riqueza de sus naciones musulmanas para ayudar a estos regímenes. Sin embargo; hoy a pesar de esto se quedan perplejos al no saber cómo enfrentar la opinión pública del mundo musulmán con respecto a sus hechos.
Además, esta decisión también escandalizó a los que persiguen llegar a un acuerdo entre los musulmanes e Israel.
En las circunstancias actuales, todos los musulmanes del mundo deben unirse, porque la Ciudad Santa de Quds es un eslabón de unión que todos los musulmanes consideran sagrado. Por lo tanto; todos los musulmanes deben oponerse a este crimen tan obvio e impedir que se viole la santidad de la primera Qibla de los musulmanes.
«¡Señor nuestro! ¡Fortalece nuestra paciencia, afirma nuestros pasos y auxílianos contra la nación de los que no creen!»