Al comienzo de su clase sobre la exégesis de las súplicas del Sahīfah Sayyādiyah, el Ayatolá Makarem Shirazi declaró: “El recién escándalo del Secretario General de las Naciones Unidas por haber eliminado a Arabia Saudita de la lista negra, era casi sin precedentes en la historia de la ONU y fue en realidad un duro golpe a la creencia de los que habían contado con la ONU como un refugio para los oprimidos del mundo. Ahora, todo el mundo fue testigo, con total claridad, que las decisiones tomadas por el más alto oficial de las Naciones Unidas fueron manipuladas fácilmente por los petrodólares saudíes.
Ellos pusieron a Arabia Saudita en la lista negra de países y grupos que dañan a la infancia en las guerras, durante unos días, pero, de repente, los sacaron de la lista un poco más tarde. Como explicación de este cambio dramático de opinión, el Secretario General de la ONU anunció públicamente que no tenía otra opción que eliminar a Arabia Saudita de la lista negra; ya que los saudíes habían amenazado con que iban a cortar las ayudas y los petrodólares que enviaban a la ONU.
Este incidente, fue como un terremoto que destruyó las creencias de aquellos que habían puesto toda su confianza en la Comunidad Internacional, y sus largas declaraciones acerca de los Derechos Humanos.
Peor aún fue, el reporte de los Oficiales Estadounidenses acerca de una evidencia de 28 páginas que muestra que Arabia Saudita estuvo involucrada en los atentados del 11 septiembre del 2001. Los Funcionarios Estadounidenses habían declarado abiertamente que iban a desclasificar este reporte, muy pronto. Sin embargo; tras este anuncio, los saudíes amenazaron abiertamente que en caso de la publicación de este reporte, iban a retirar todos los petrodólares que habían depositado en los bancos estadounidenses.
Inmediatamente después de esta amenaza, los Políticos Estadounidenses declararon que el Gobierno de Arabia Saudita no tuvo nada que ver con los atentados del 11 de septiembre del 2001, y que permanecerá para siempre, libre de tales acusaciones.
Este fue otro duro golpe a la creencia de aquellos que creían que es necesario encomendarse a Los Estados Unidos y tomarlo como aliado.
¿Acaso vivimos en un mundo seguro, mientras que un demonio puede pasar como un ángel por medio de petrodólares ilegítimos que pertenecen a los pobres de Arabia?
Vale la pena concluir de tales incidentes, que la única manera para protegernos contra la opresión de los que están esclavos del dinero; ya sea el Secretario General de la ONU o el Gobierno de los Estados Unidos, es que resistamos y nos mantengamos fuertes frente a la opresión, de esta manera, Dios nos ayudará en todo momento.”