Después del suceso de Ashûra, el Imam Sayyad (P) dijo en una parte de su sermón en Damasco: “¡Oh, gente! sepan que soy el hijo de La Meca y Mina, soy el hijo de Zamzam y Safa. Soy el hijo de aquel (Profeta) que llevó el Hayar al-Aswad en su capa. Soy el hijo de quien rezó con los ángeles del cielo. Soy hijo de aquel que recibió la revelación divina, soy hijo de Muhammad al-Mustafa. Soy el hijo de Alí al-Murtaza, quien luchó contra los politeístas en la batalla hasta que se rindieran ante el Islam y que dijeran LA ILAHA IL-LA ALLAH.

Revelación de la naturaleza antirreligiosa del gobierno de Muawiya y Yazid.

Negación del secularismo.

Fortalecimiento del espíritu de martirio y lucha contra la arrogancia.

En el día de Ashûra, después de varias horas de estar sediento y soportar el combate, Abbas (P) logró romper con valentía las filas del enemigo y atravesar el asedio del Éufrates hasta llegar a la costa del río. Inmediatamente llenó las palmas de sus manos con agua y las acercó a su boca para beber, pero antes de que tomase el agua, recordó la sed de Husain (P) y de su familia, entonces dejó caer el agua de sus manos y no tomó ni una gota, diciendo: “¿Cómo puedo beber agua mientras que Husain (P) y su familia están sedientos?”

Cuando analizamos la historia de Ashûra, nos encontramos con un punto muy extraño y sorprendente. Los miembros de la comunidad islámica, en tan solo 50 años después del fallecimiento del Profeta, mataron al nieto del profeta quien era el único sobreviviente de su familia ¿Cómo pudieron aquellos así llamados musulmanes matar al hijo de Fátima al-Zahra (P) de una manera tan horrible y tomar a sus hijos y mujeres como cautivos?

Uno de los propósitos más importantes del levantamiento del Imam Husain (P) fue la implementación de una reforma moral en la comunidad musulmana. El Imam quería ordenar el bien y prohibir el mal e invitar a la gente a observar los valores morales tales como el auto-sacrificio, el buen comportamiento y la búsqueda de la justicia y la verdad.